LA PALABRA, EL DASEIN Y LA CREACIÓN DEL MUNDO (30/11/2019)
“el cerebro es una
maquina para interpretar el mundo y no para representar el mundo”
Alberto
Ferrús
“no existen los hechos, solo
existen interpretaciones”
Nietzsche
“En la urdimbre de los conglomerados de palabras y
en la trama social de los juegos del lenguaje. Hay algo que fuerza a la
palabra, que la inflama, acaso la desborda y resignifica. Es el alumbramiento
de un nuevo símbolo que cobra vida y se proyecta en tanto perdure la llama de
su significación” (La
Dialéctica de la palabra, MRVC: 17/08/2017)
La palabra, aquel trazo con el que damos color,
textura y significación a un sentimiento, a un predicado, 
El lugar desde donde cobra
sentido el mundo, del que fluye la gramática del lenguaje y se activa la
autoconciencia, el lugar donde despierta el “ser ahí”, y con él, cual película
encantada, en medio de un delirio colectivo, la realidad emerge,
Y lo hacemos en un tiempo
especial, en “el ahora”, en la “actualidad”, el único lugar vivo, el único
momento en el que reconceptualizamos los recuerdos y proyectamos los sueños,
aquel instante fecundo en el que habita nuestro ser.
Pero la actualidad no es
un tiempo que se enmarca entre el pasado y el futuro, un tiempo que al
subdividirse se perdería en el infinito, no un tiempo lineal, sino un lugar
donde la palabra emerge y el lenguaje cobra vida, 
El lugar donde el fluir de
las palabras es el soplo, el substrato tenue y frágil del relato Yoico, de la
conciencia factual, del alma, del espíritu en su incesante e inacabado hacerse,
Pero, es también, el
instante en el que el envío originario se simboliza y pervierte, no hay palabra
neutra, escindida del poder y del interés, cada una es poseedora de una
subjetividad que la constituye y paradójicamente, con una carga ideológica que
la desposee y enajena.
No hay palabra
substancialmente originaria, portadora en si misma de una esencia óntica, ya
que ella solo cobra sentido y significación en los juegos del lenguaje y
sometida siempre a una sucesión infinita de interpretaciones,
Por ello, nuestro mundo,
ese mundo significativo de conceptos en construcción perpetua, condicionada a
un espacio-tiempo único y exclusivo, hace de aquel un peculiar mundo, que
cuando acaba, es el fin de todo, se acaba con él para siempre su único, singular
y exclusivo mundo.
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